Néstor Fernández Requena: Enamorado de la tierra
Este febrero, mes de los enamorados, os presentamos a nuestro artista del mes: Néstor Fernández Requena y su particular mirada documental, nostálgica y pasional hacia los frutos de la tierra de Abla, municipio de la provincia de Almería (España) situado a 65 kilómetros de la capital.
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Como ya hemos adelantado en la introducción, para hablar de la obra de Néstor Fernández, hemos de referirnos sin duda a la fotografía documental. Este género nace con el propósito de plasmar la realidad en una imagen estática con afán informativo. Normalmente, este afán va más allá de informar, trata de concienciar, de transmitir a través de un ojo crítico. Para ello, lo más común es disponer de una serie fotográfica que vaya generando un cierto discurso que ayude a comprender la finalidad última del artista. Lo más común, es que este género se centre en personas o grupos sociales mostrando los aspectos más destacados de sus vidas en torno a un acontecimiento o simplemente su vida cotidiana. Por este motivo, este tipo de fotografía suele ser muy expresiva, tanto que no necesita de un análisis muy exhaustivo para comprender su significación.
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Esta fotografía registra la realidad. Es fundamental por lo tanto, que no haya una manipulación tanto en laboratorio en fotografía analógica, como en Photoshop u otros programas de edición en fotografía digital. Sí admite, retoques de brillo, luz y color sutiles y que no supongan una transformación contundente de la imagen.
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El historiador sevillano Miguel Ángel Yáñez define este género fotográfico como: “aquella cualidad de algo pasado, objetivamente registrada y mostrable al espectador en soporte fotográfico, que encierra potencialidad para testimoniar, instruir e informar sobre ese algo”. Es un tipo de fotografía emocional de reivindicación que se centra en temas de interés universal. Para ello cuenta una historia a través de esa serie de fotografías que responden a las “Wh Questions” o pirámide invertida del periodismo: ¿Qué?, ¿Quién?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?, ¿Por qué? Llegados a este punto, no debemos confundir la fotografía documental con el fotoperiodismo: una imagen que se apoya en un texto para ilustrarlo y dar fe de su contenido.
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Ya hemos explicado todo lo que necesitábamos saber sobre la fotografía documental, pero aún no hemos hablado en concreto de las imágenes de Néstor Fernández.
Tituladas como “Rural”, las imágenes de Néstor nos muestran los frutos de una tierra cuidada con mimo de manera tradicional: el arrastre con caballo, el ordeño de la cabra, la recogida de la oliva, el secado de la almendra… Biólogo enamorado de los métodos rurales que poco a poco se van perdiendo, podemos descifrar una cierta nostalgia en sus imágenes gracias al género documental que escoge para ilustrar el trabajo campestre.
De izq-der y de arr-abj: Rural 17, Rural 10, Rural 03 y rural 05
Este abulense, nacido en Barcelona, trata de congelar una época, un modo de hacer. Congelar los vestigios de un pasado que aún sobrevive y agoniza en el presente.
Muestra esas manos ajadas por el duro trabajo mostrando la reciprocidad entre trabajo y tierra, cómo la naturaleza responde a los cuidados dando como fruto la almendra.
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El documentalismo realizado por Néstor, como estamos viendo, no se limita sólo a informar sino que intenta concienciar sobre el abandono de las zonas rurales a través del lugar que mejor conoce: Abla.
Este sentimiento es tan fuerte que no necesita de títulos o pies de foto para explicar la intencionalidad de este reportaje. Son imágenes impregnadas de significado que hablan por sí mismas con la ayuda del enfoque y el encuadre; sin más gorgoritos técnicos.
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En conclusión, nos encontramos ante un pequeño reportaje que aporta un gran sentimiento de pérdida a la par que de celebración por los supervivientes que aún se resisten a abandonar el campo y continúan dotando de vida y carácter los pueblos que aún no se doblegan a la idea de la España rural deshabitada.