María Tudela: dotar de vida a la imagen

Artista del mes -

María Tudela: dotar de vida a la imagen

“Una imagen no es sólo lo que vemos o lo que nos muestra, hay mucho más detrás. Se podría decir que una fotografía es un silencio lleno de contenido”
(María Tudela)

 

Nuestra artista del mes de abril, María Tudela Bermúdez, nos trae un universo en su mayoría en blanco y negro, sugiriendo historias y sensaciones a partir de imágenes en cierto modo oníricas. Si bien no todas responden al sueño, podrían catalogarse de pensamientos, recuerdos, evocaciones del pasado o del futuro. Pero siempre con un matiz nostálgico y una sensación de pérdida.

Volver (María Tudela)

“El arte es lo que uno siente o, más bien, cómo lo siente”. Con esta frase de María Tudela, comenzamos este artículo dedicado a su obra. Enfermera de profesión, se dedica a la fotografía artística en su tiempo libre. Aprendió de forma autodidacta, y, aunque hizo un curso de fotografía y otro de edición, nunca le ha faltado motivación para seguir aprendiendo por su cuenta. El descubrimiento de esta disciplina como medio de expresión le vino por casualidad con su primera cámara digital hace menos de una década: “descubrí que podía ver detalles que había sido incapaz de visualizar con mis propios ojos a pesar de la rutina, o de la cotidianidad de lo que había fotografiado”. De este modo María, aprendió a mirar. Deteniéndonos en la mirada, podemos decir que “ver”, vemos todos, es la acción de percibir con los ojos. “Mirar” supone, acotar algo del campo visual y, por último, “observar” supone examinar dentro de ese plano acotado. María nos dice: “enfermería y fotografía, en realidad no distan tanto” ya que “ambas utilizando una herramienta valiosísima para desarrollar sus funciones: la observación”. El descubrimiento de la fotografía como disciplina artística le fue toda una sorpresa, pues “como lenguaje visual la fotografía provoca impacto emocional, te permite cambiar la realidad, transformar el mundo que nos rodea, decidir qué mostrar o qué no mostrar, incluso, decidir qué transmitir o qué no transmitir y hasta dónde. Tiene el poder de presentar el mundo no tal y como es sino desde tu visión”.

Hace unos años, decidió mostrar su trabajo en las redes sociales. Fue a través de Facebook, que sus fotos se divulgaron por dentro y fuera de España, abriéndole un abanico de posibilidades como la participación en ferias de fotografía, exposiciones, artículos, revistas, televisión…

Camina Conmigo (María Tudela)

"Camina Conmigo" (2016)

Siguiendo la premisa de Mies van der Rohe, a María le gusta mucho expresar a través de lo mínimo lo máximo, sin llegar a ser minimalista. Los detalles en sus imágenes quedan desterrados en pos del conjunto de la imagen, representativo de su imaginación. En lo que mira ve una fotografía, y lo que la atrapa es precisamente la capacidad de manipulación y de generar sensaciones en el espectador a partir de esta premisa fotográfica. Intenta reducir a lo esencial y despojar de elementos sobrantes la composición.

Suele decir que “rompe las normas”, sin embargo aclara: “me refiero a que doy más importancia a mis sensaciones que a las reglas técnicas cuando hago fotografía”. Es decir, que su forma de trabajar no sigue unas directrices. María se deja llevar por la intuición definiendo sus fotografías como “imperfectas” por este motivo, porque no son perfectas académicamente hablando. Las hace sin pensar demasiado en la armonía, el enfoque y la composición con la finalidad de que la imagen a su parecer quede “impecable”. Desenfoca de manera intencionada, aplica texturas y altera las normas con el fin de dotar de vida a la imagen. Su manera de proceder viene inspirada, como decía el fotógrafo del Grupo f/64 Ansel Adams, por cada libro que lee, cada película que ve, cada experiencia que tiene. Sin embargo, prefiere no hablar de influencias porque para ella estos referentes en sus inicios llegaron a crearle un conflicto: “acabo haciendo algo que he visto, contamina mi inspiración”. Es por ello, que no sigue influencia alguna sino que se deja llevar por sí misma.

Como se decía en la introducción, las fotografías de María se pueden catalogar de pensamientos. Ella misma lo confirma: “se podría decir que convierto un pensamiento en fotografía”. Procede de dos maneras: en la primera, la mayoría de sus fotografías están en su mente, sabe qué quiere hacer, cómo hacerlo y, entonces, se aventura en el mundo a buscar la composición o las partes de la imagen que van a componer; en la segunda, depende del azar capturando un instante decisivo a lo Henri Cartier-Bresson viendo en su mente desde ese preciso momento cuál será el resultado final. Una vez capturadas, llega el momento de postproducir. Unas mantienen su composición original complementada con texturas, contrastes en los tonos y desenfoques. A otras en cambio, les añade algún elemento en la composición original. Todo ello para cambiar la intencionalidad.

La finalidad última de su proceso: aplicación de texturas y desenfoques, le permiten distanciarse de la realidad en una marisma en escala de grises cuyos protagonistas son siempre anónimos. Todo ello para presentar una imagen atemporal, añeja, sacada de otra época, sugerente y atractiva. La intención se centra en dirigir la mirada del espectador, hacer que éste se sienta atraído, seducido, que el propio observador se refleje en ellas. De este modo, sus imágenes tratan temas universales gracias a su enfoque emocional y nos trasladan a un sueño, un pensamiento, un recuerdo; eliminando temas pero exaltando elementos simbólicos.

Así es como María construye sus historias.

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